Ahab, supervivencia en absoluto abandono

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lavrenti

Señor, ¿por qué nos dejaste abandonados?
¿Cuántos cálidos corazones tendrán que cesar de latir?
¿Y a consecuencia de qué?


El ballenero Essex abandonó el puerto de Nantucket en 1819 dando inicio a un viaje de pesca de dos años y medio en aguas del Pacífico Sur. El 20 de noviembre de 1820 se toparon con un cachalote de gran tamaño que golpeó en dos ocasiones al barco provocando su hundimiento. La lucha se desató en el barco por alcanzar los miseros tres botes en los que finalmente veintiún marineros pudieron llegar hasta la isla deshabitada de Henderson en el archipiélago de las Pitcairn.
    Mamparos arrancados, los tablones han reventado.
    Este barco está maldito, y así también nosotros
    ¿A dónde dirigirnos? ¿Dónde se encuentra la salvación?
    ¿Qué rescatar? ¿Qué dejar atrás?
    Esto debe ser un morboso sueño colectivo.
    Por el amor de Dios, despertemos!

En la isla apenas pudieron hacerse con un poco de agua dulce y una semana después la mayor parte de los supervivientes tomaron de nuevo las barcas convencidos de que no podrían sobrevivir por más tiempo en esas condiciones (no se conoce la existencia de "hostiles"). Tres de ellos quedaron atrás.


En unos días comenzarían a sentir la falta de alimentación, tabaco y agua cayendo en la enfermedad (es un error beber la propia orina), la debilidad y el enfrentamiento. Uno a uno fueron muriendo y los supervivientes recurrieron al canibalismo. Llegada la crisis, en el bote del Capitán Pollard se sorteó quien debería sacrificarse para asegurarse la supervivencia del resto. La suerte recayó en el sobrino del capitán, Owen Coffin, quien habría de ser ejecutado por su amigo Charles Ramsdell (también elegido por sorteo). De él se alimentarían Barzillai Ray, Pollard y el propio Ramsdell.

Noventa y cinco días después del hundimiento, tras ochenta y tantos en las barcas, fueron rescatados por el Dauphin los dos últimos que habían pasado los últimos días royendo los huesos de Ray. En la isla fueron recogidos Benjamin Lawrence, Owen Chase y Thomas Nickerson cuando se encontraban al borde de la muerte. Del resto de las barcas pudieron salvar a otros ochos el 5 de abril de 1821, habiendo sido siete de ellos devorados después de morir.

Thomas Nickerson, que en el momento de enrolarse en el Essex contaba con catorce años, escribió sus memorias con el título de The Loss of the Ship Essex Sunk by a Whale and the Ordeal of the Crew in Open Boats aunque no sería descubierto hasta mucho después y editado hasta 1984 por la Nantucket Historical Association. Mucho antes Owen Chase había publicado The Narrative of the Most Extraordinary and Distressing Shipwreck of the Whale-Ship Essex que inspiró a Herman Melville para su novela Moby Dick. Se dice que sufría terribles dolores de cabezas y pesadillas, y que guardaba comida oculta en distintos lugares de su casa en Nantucket, aunque eso ya es otra historia...

Y es aquí cuando tienen que entrar en escena los alemanes Ahab de quienes ya hablamos (en este artículo) hace unos años con motivo de la publicación de su primer larga duración The Call of the Wretched Sea, inspirado en la novela de Melville. En el mes de julio publicaban en Napalm Records The Divinity of Oceans, disco que cierra la trilogía de la Saga de Nantucket iniciada con la demo de The Oath (reeditada en 2007). Casi como precuela, en esta ocasión se han centrado en la historia real a partir del libro de Chase y el más reciente (de 2001) In the Heart of the Sea: The Tragedy of the Whaleship Essex de Nathaniel Philbrick. Este último podría ser adaptado a cine por Edward Zwick, director de Resistencia (muy recomendable película sobre los hermanos Bielski), Diamantes de Sangre o El último samurai.


Para la portada han utilizado el cuadro de Théodore Gericault, La Balsa de la Medusa. En él se representa el momento en que los supervivientes de la fragata Méduse fueron hallados por el Argus cerca de las costas de Mauritania donde habían encallado por la ineptitud del capitán De Chaumereys, un emigrado venido a más por la restauración de los Borbones en Francia tras la Paz de París y la derrota de Napoleón. Jonathan Miles decía que los supervivientes habían sido arrastrados a las fronteras de la experiencia humana. Locos, sedientos y hambrientos, masacraron a los amotinados, se comieron a sus compañeros muertos y asesinaron a los débiles. De 400 personas entre tripulación y nobles emigrados que volvían a la Madre Patria, sólo sobrevivieron 15... el resto murieron de hambre, ejecutados por sus compañeros o se suicidaron.
    Nuestro bote zozobra a través de la condenación.
    La locura total me abraza.
    Los rostros atraen mi hambre,
    mientras nos hundimos en la miseria

En castellano lo más cercano que se me ocurre sería Relato de un náufrago de García Márquez, aunque aquí el superviviente se encontrase en soledad, o Viven... Toda esta introducción histórica, que resulta ser gran parte del artículo, sirve para dejar claros los abismos de sufrimiento y locura que este disco pretende representar. Ahab con su doom extremadamente denso, en el que se da tanto valor al peso y el ruido como a los largos puentes ambientales, consiguen transmitir la gravedad de los hechos y los sentimientos de absoluta desesperanza flotando en la inmensidad del océano y abismo ante la imposible redención por los actos acometidos en la desesperación, que se alejan de toda definición moral de lo humano.
    Indulgentiam, absolutionem et remissionem
    Omnium peccatorum uestrorum
    Tribuat uobis omnipotens...
    ¿Cómo podemos perdonarnos a nosotros mismos?



Ahab nos entregan una nueva joya de la fatalidad entendida como género musical, apabullantes son sus creaciones como incomensurable lo es la tragedia representada en siete largos temas. Comienza épico con Yet antoher raft of the Medusa, surgiendo de las profundidades la extraordinariamente grave voz de Daniel Droste y sigue ganando cuando aparece clara dirigiéndose al Padre que no sólo no les ayudará sino que su plan estará plagado de mayores agonías.

Tras la devastación y la masacre en el principio de The divinity of oceans llegaremos a un remanso de paz que sólo sirve para cerciorarse de que no hay nada a lo que agarrarse como esperanza en las aguas que nos dirigen hacia una isla inhóspita. Sólo queda hacerse de nuevo a la mar con los estómagos ya vacíos y sin nada que llevarse a unos labios resecos, confiando en O Father Sea.

Redemption lost se abre con unos primeros minutos instrumentales alucinantes (casi post-metaleros) que llevan el bote más allá en la Nada, apegados a la vida con las últimas fuerzas y el continuo martirio mental por todo lo sucedido. No hay descanso para el infame! Tombstone Carousal nos trae el doble bombo para anunciar la caprichosa elección de la muerte

    Las Tablas de la Ley, enviadas desde el cielo.
    No matarás, tuyo es el mandamiento.
    Dios misericordioso, para nosotros no es nada.
    Hemos afrontado los elementos e intentado desobedecer todas las excepciones


Coffin se agacha y Charles le descerraja un disparo en la cabeza... nos descubrimos en un momento de debilidad royendo los últimos jirones de carne de cada hueso, poco antes de que nos avisten y rescaten sin ni siquiera darnos cuenta perdidos como estamos en nuestra irrealidad de pavorosas necesidades. Nickerson's Theme nos despide con un inmenso himno a una existencia alargada mediante la impureza. Por lo que sé, matamos para navegar! Chase vivirá todavía muchos años en Nantucket atenazado por las sombras que nadie debería haber recorrido y, menos aún, atestiguado para obsesión de otros.
    Un aventura sin escrúpulos
    trayecto a la mente recelosa
    pasaje a través de una despiadada tierra
    travesía a lo desconocido
    sendero a través de la ferocidad
    viaje a lo desconocido
    un salto a la oscuridad


Ahab anunció este disco como un final; no tanto del grupo, transformado ahora en quinteto para sus actuaciones en directo, si no de una etapa existencial dominada por la obsesión con la vida marítima y sus tragedias. Ahora mismo no hemos de preocuparnos del futuro, pues si esté ha de llegar lo hará de forma inexorable, y quedarnos con un presente esplendoroso, historia viva y testimonio de tres trabajos esenciales, desde mi punto de vista, en los espacios más oscuros y opresivos del metal extremo.


Oh! Aquí es a donde pertenezco,
profundo en el corazón del mar


El primer cuadro es Un desastre en el mar de J.M.W. Turner, y el dibujo del ataque del cachalote al Essex de David Lazarus, la primera parte toma como base la descripción de los hechos en wikipedia. La imagen de una de las islas de Pitcairn es de Wikimedia.


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